Este viernes 12 de enero, el mundo entero despierta con la sorprendente noticia de ataques estadounidenses y británicos a Yemen, lo que ocasiona un estado de “guerra libre” con diversas repercusiones globales, no obstante, esta intervención era inevitable y previamente había sido advertida tras todas las tensiones geopolíticas desencadenadas a finales del año pasado.
Los acontecimientos recientes son consecuencia de los conflictos bélicos que comenzaron el 7 de octubre del año pasado, de la mano de un ataque sin precedentes al estado Israelita por parte de Hamás, quienes comenzaron un bombardeo que dio como resultado una respuesta devastadora con bombardeos e intervenció militar a Gaza, por parte de Israel, quienes prometieron “aniquilar” a dicho gobierno islamita, grupo clasificado como “terrorista” por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, causando una ocupación militar que inicialmente dejó un total de 1140 muertos, pero que ha aumentado hasta 23,469 personas muertas.
Este conflicto polarizó al mundo, por un lado, se encuentra el auto-denominado “eje de resistencia”, conformado por Hutíes, Irán, Hamás y el Hezbolá Libanés, quienes realizan los movimientos armados contra Israel, lanzando desde el estallido de la guerra en Gaza, numerosos ataques a navieras Israelíes o aliadas de dicho país, en el Mar Rojo, ocasionando que la zona sea evitada por muchas empresas y naciones, afectando el comercio, incrementando precios y retrasando transporte de mercancías entre Europa y Asía.
Los hutíes atacaron este jueves a buques comerciales en el Mar Rojo, con un misil balístico, lo que ocasionó la respuesta de Estados Unidos y Reino Unido, quienes desplegaron buques de guerra, generando un total de 73 ataques que golpearon emplazamientos militares de los hutíes en varias localidades e incluyeron la capital Saná y la ciudad portuaria de Hodeidah, lo que a su vez ocasionó que el movimiento Chií respaldado por Irán, declarara la guerra a estos países.
De esta manera, el bloque conformado por una coalición internacional, encabezada por Estados Unidos y Reino Unido teniendo como aliados a Australia, Bahrein, Canadá, Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda y Corea del Sur, emitió un comunicado conjunto aseguraron que con estos ataques buscan «desescalar tensiones» y «restaurar la estabilidad en el Mar Rojo», refrendando su compromiso con el comercio internacional, debido a que es un importante punto de paso para la logística internacional y el comercio energético».
Por su parte, el presidente norteamericano Joe Biden afirmó que dicha intervención es consecuencia de los ataques de los hutíes en el Mar Rojo, quienes “han puesto en peligro al personal estadounidense, a los marines civiles y a nuestros socios; han puesto en peligro el comercio y amenazado la libertad de navegación”, así mismo explicó que más de 50 naciones se han visto afectadas por estos ataques, mientras que más de 2,000 barcos se han sido obligados a desviarse para evitar esta ruta, lo que eleva los costos del transporte y puede causar semanas de retrasos en los tiempos de envío de productos.
Ante la intervención de estos países el viceministro de Exteriores de los hutíes, Husein al Ezzi, declaró mediante una publicación en la red social X:
“Nuestro país ha sido objeto de una agresión masiva por parte de barcos, submarinos y aviones de combate estadounidenses y británicos, y no hay duda de que Estados Unidos y Gran Bretaña tendrán que estar preparados para pagar un alto precio”
Así mismo, amenazó que tanto Washington como Londres “soportarán las terribles consecuencias de esta flagrante agresión” y “se atacarán sitios y bases militares estadounidenses y británicos, y el siguiente (paso) será mayor”, debido a que estas acciones han desencadenado una “guerra abierta” entre el movimiento respaldado por Irán y la coalición naval liderada por Estados Unidos. Fuentes de los hutíes aseguraron que los rebeldes han lanzado una andanada de misiles crucero y balísticos contra buques de guerra de EU y del Reino Unido en el Mar Rojo en respuesta a los bombardeos aéreos contra el Yemen, acentuando el temor internacional a que el conflicto entre Israel y Gaza se propague a otras zonas de Oriente Medio, teniendo mayores afectaciones a la economía.
Este escenario de tensión geopolítica resulta alarmante para todas las naciones del mundo, debido a que las principales navieras a nivel mundial continúan ajustando sus rutas comerciales para evitar navegar por esta vía marítima de vital importancia al transitar casi el 15% del comercio marítimo global, incluyendo el 8% del comercio mundial de cereales, el 12% del comercio de petróleo y el 8% del comercio mundial de gas natural licuado.
Las consecuencias inmediatas ya muestran una afectación a las bolsas de valor internacionales, de las cuales ya se tienen unas primeras previsiones, entre las que destacan los mercados de valores asiáticos, quienes vuelven a tener altibajos con malos datos del sector exportador chino, cayendo por primera vez en siete años, lo que podría generar que el banco central de China aumente las inyecciones de liquidez y recorte un tipo de interés de referencia.
Por su parte, las bolsas europeas suben en la apertura, ya que los inversores ignoraban la escalada del conflicto en Medio Oriente y aplaudían las perspectivas de recorte de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE), mientras el sector del petróleo y el gas sumaba un 1 %, gracias a una subida de más del 2 % en los precios del crudo, tras los ataques
En cuanto a los mercados estadounidenses, estos reaccionan tras el sorpresivo dato de inflación que escaló a un 3,4 %, lo que resulta relevante para determinar recortes de tipos de intervención del mercado. En el sector petrolero, los precios suben más de un 2,5 %, teniendo el crudo Brent un precio de $79,36 usd el barril, mientras que el crudo West Texas Intermediate se encuentra a $74,01 usd.
Sin duda alguna, este es solo el catalizador de una serie de conflictos internacionales que pueden ir en aumento y generar un panorama económico no muy favorable a nivel global, ya que tal como indica Saul Kavonic, analista de energía de MST Marquee, “Si se detuviera una gran parte de los flujos del Estrecho de Ormuz, el impacto sería hasta tres veces mayor que el de las crisis de los precios del petróleo de la década de 1970 y más del doble del impacto de la guerra de Ucrania en los mercados del gas, además de las ya frágiles cadenas de suministro y niveles de reservas”.
