Enhorabuena por el anuncio del PAN y PRD de una alianza para 2018. Su propósito es muy claro: Sacar al PRI y presentar un frente común contra MORENA. En 2018 entra la reforma constitucional de los Gobiernos de Coalición. En esa hipótesis todos los Secretarios de Estado (excepto los Secretarios de la Defensa Nacional y de Marina) tienen que ser ratificados por el Senado de la República y el Secretario de Gobernación se convierte en Jefe de Gabinete (primus inter pares).
Pero lo más importante es que se aborden los problemas de fondo y por su causa, situación que no se ha hecho a lo largo de los últimos 40 años, para no afectar los poderes de facto enquistados, que han depravado el sistema y expoliado el erario de manera directa o indirecta.
Dichos intereses han logrado que las reformas desde las más modestas hasta las más ambiciosas, ─como acertadamente señala el Dr. Luis Rubio en su magnífico artículo en Reforma el pasado domingo, ─ nunca lleguen a arrojar todos sus beneficios pues ello implicaría alterar el statu quo del cual se benefician tantos. Un ejemplo por demás paradigmático es la urgencia de regular el uso de las drogas.
El Dr. Michel Kazatchkine, miembro de la Comisión Global de Políticas de Droga, quién participó en la 25 Harm Reduction International Conference (Conferencia Internacional para la Reducción de Daños), señala que las políticas represivas requieren transformarse a nivel global. Cito en particular el siguiente párrafo del ilustre personaje.
“Mientras las drogas estén prohibidas, el mercado estará en manos criminales. El mercado tiene que regresar al control del Gobierno, en lugar de darle el mercado a los criminales, deberíamos darle el mercado al Gobierno para que lo regule. Estos son pasos difíciles de dar, pero tal vez no deberían de ser tan difíciles en México, porque las consecuencias negativas de las políticas de represión son obvias. Creemos, como una comisión global, que hay muchos más daños que beneficios en políticas represivas y México es un ejemplo claro.”
En efecto, la violencia indiscriminada de impacto nacional es imposible de mantener, salvo que se combata por su causa como es la despenalización no sólo de la marihuana, sino también de la cocaína, de la amapola y de otros estupefacientes.
Tal aspecto, indefectiblemente, podría tener lugar de manera viable existiendo gobiernos de coalición. En todo caso habría que esperar hasta el 2018, para tener esperanzas fundadas de que ello ocurra.Enhorabuena por el anuncio del PAN y PRD de una alianza para 2018. Su propósito es muy claro: Sacar al PRI y presentar un frente común contra MORENA. En 2018 entra la reforma constitucional de los Gobiernos de Coalición. En esa hipótesis todos los Secretarios de Estado (excepto los Secretarios de la Defensa Nacional y de Marina) tienen que ser ratificados por el Senado de la República y el Secretario de Gobernación se convierte en Jefe de Gabinete (primus inter pares).
Pero lo más importante es que se aborden los problemas de fondo y por su causa, situación que no se ha hecho a lo largo de los últimos 40 años, para no afectar los poderes de facto enquistados, que han depravado el sistema y expoliado el erario de manera directa o indirecta.
Dichos intereses han logrado que las reformas desde las más modestas hasta las más ambiciosas, ─como acertadamente señala el Dr. Luis Rubio en su magnífico artículo en Reforma el pasado domingo, ─ nunca lleguen a arrojar todos sus beneficios pues ello implicaría alterar el statu quo del cual se benefician tantos. Un ejemplo por demás paradigmático es la urgencia de regular el uso de las drogas.
El Dr. Michel Kazatchkine, miembro de la Comisión Global de Políticas de Droga, quién participó en la 25 Harm Reduction International Conference (Conferencia Internacional para la Reducción de Daños), señala que las políticas represivas requieren transformarse a nivel global. Cito en particular el siguiente párrafo del ilustre personaje.
“Mientras las drogas estén prohibidas, el mercado estará en manos criminales. El mercado tiene que regresar al control del Gobierno, en lugar de darle el mercado a los criminales, deberíamos darle el mercado al Gobierno para que lo regule. Estos son pasos difíciles de dar, pero tal vez no deberían de ser tan difíciles en México, porque las consecuencias negativas de las políticas de represión son obvias. Creemos, como una comisión global, que hay muchos más daños que beneficios en políticas represivas y México es un ejemplo claro.”
En efecto, la violencia indiscriminada de impacto nacional es imposible de mantener, salvo que se combata por su causa como es la despenalización no sólo de la marihuana, sino también de la cocaína, de la amapola y de otros estupefacientes.
Tal aspecto, indefectiblemente, podría tener lugar de manera viable existiendo gobiernos de coalición. En todo caso habría que esperar hasta el 2018, para tener esperanzas fundadas de que ello ocurra.