La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) recomendó reducir aranceles para aprovechar a gran escala los productos que México debe importar sin la existencia de un Tratado de Libre Comercio (TLC), con el fin de que exista una mayor competencia entre proveedores externos y para no afectar el bolsillo de los mexicanos en cuanto al consumo de estos productos, sobre todo aquellos que son de la canasta básica. Cuando hablamos de productos que deben importarse es por la falta de autosuficiencia de nuestro país al producirlos, como puede ser carne de pollo, leche en polvo o calzado.
Recordemos que con un TLC como el que se tiene con EEUU y Canadá la importación de un producto es libre de aranceles, siendo así que la leche en polvo –por mencionar un ejemplo- ingresó a México en un 94% libre de cuotas arancelarias, mientras que la que llegó de Europa en un 3.5% y de Nueva Zelanda y Australia en un 1.9%, se tuvo que pagar un arancel del 45%. Otras situaciones de importaciones necesarias son el caso de piernas y muslos de pollo, cuyo total de importaciones del 2008 al 2016 fueron ingresadas sólo de EEUU alcanzando un total de 180 millones de dólares.
Caso contrario al calzado, que en nuestro país proviene de China, Indonesia, Vietnam, India, Camboya entre otros, y representa el 84% de importaciones pero han tenido que pagar aranceles altos. Esta situación por un lado impide que México voltee a ver a otros países como fuentes eficientes de suministro y sigamos dependiendo en gran medida de nuestro país vecino del norte gracias al TLC; y por otro, que si la demanda la cubre solamente países que no gozan de un TLC, México tiene que desembolsar aranceles altos sin tener la oportunidad de reducir costos.
Si los aranceles bajaran de forma unilateral, se tendría la oportunidad de realizar negociaciones estratégicas con otras regiones para equilibrar el grado de importaciones, incentivando la competitividad y sin necesidad de afectar a los consumidores mexicanos.