“Las naciones soberanas del pasado ya no pueden resolver los problemas del presente: no pueden garantizar su propio progreso ni controlar su propio futuro. Y la propia comunidad no es sino una etapa en el camino hacia el mundo organizado del mañana”. Esta reflexión extraordinara de Jean Monnet, el gran arquitecto de la integración europea, me invitó a reflexionar con ustedes en este artículo semanal, acerca del alcance histórico de lo que hoy conocemos como la Unión Europea.
La historia de Europa se puede decir que es la historia de buena parte del mundo, desde sus orígenes junto a otras culturas como la china o la egipcia, ha marcado desde miles de años atrás el desarrollo de la vida en el planeta. A partir del siglo XV un motivo de conflicto entre las potencias europeas fue el descubrimiento del nuevo mundo. Es la época del desarrollo marítimo en Europa, comenzando su expansión por el mundo, colonizando todo lo que encontraban a su paso. Ya en el siglo XVIII tiene lugar en Inglaterra otro de los momentos cumbre de la evolución de Europa como continente, la Revolución Industrial. El siglo XX, el más contemporáneo, ha sido también el más sangriento, el más importante en el devenir de Europa. En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial y en 1939 la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, de los escombros de la Segunda Guerra Mundial surgió un nuevo tipo de esperanza.
Entre 1945 y 1950 una serie de estadistas, entre los que se cuentan Robert Shuman, Konrad Adenahuer, Alcide de Gasperi y Winston Churchill, emprende la tarea de persuadir a sus pueblos de la necesidad de entrar en una nueva era y de crear nuevas estructuras en Europa Occidental, basadas en intereses comunes y asentadas en tratados que garanticen el Estado de Derecho y la igualdad de todos los países. Robert Shuman propuso la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) y con el Tratado de París el 18 de abril de 1951 se llevó a cabo con seis países fundadores que son Bélgica, la República Federal de Alemania, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos. Los “Seis” decidieron entonces, con los Tratados de Roma de 25 de marzo de 1957, crear una Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom) y una Comunidad Económica Europea (CEE). El éxito de los Seis impulsó a Dinamarca, Irlanda y al Reino Unido a adherirse. Esta primera ampliación de seis a nueve miembros, se produjo en 1973. En 1981, Grecia se adhirió a la Comunidad, seguida de España y Portugal en 1986.
La estructura política de Europa sufrió una profunda transformación con la caída del Muro de Berlín en 1989; ésta dio lugar a la unificación de Alemania en octubre de 1990 y a la llegada de la democracia a los países de Europa Central y Oriental, que se liberaban así del control soviético. La propia Unión Soviética dejó de existir en diciembre de 1991. El Tratado de Maastricht creó la Unión Europea (UE), entrando en vigor el 1 de noviembre de 1993. Tres nuevos países -Austria, Finlandia y Suecia- se adhirieron a la Unión Europea en 1995, con lo que el número de miembros pasó a quince. El 1 de enero de 2002, el euro sustituyó a las antiguas monedas de doce países de la UE, que conforman la denominada “zona del euro”. El Consejo está compuesto por ministros de los gobiernos nacionales de la UE. Los estados miembros se turnan para ocupar la presidencia del Consejo durante un periodo de seis meses.
El Parlamento Europeo (PE) es el órgano elegido que representa a los ciudadanos de la Unión. Desde 1979, los diputados del Parlamento Europeo son elegidos por sufragio universal directo cada cinco años. La Comisión Europea es una institución clave de la UE. Es la única con derecho a elaborar propuestas de una nueva legislación de la Unión, que envía al Consejo y al Parlamento para su discusión y aprobación. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea con sede en Luxemburgo tiene como función garantizar el respeto a la legislación de la UE y la correcta interpretación y aplicación de los Tratados. El Banco Central Europeo (BCE), con sede en Frankfurt, es responsable de la gestión del euro y la política monetaria de la UE. Las actividades de la UE repercuten en la vida cotidiana de sus ciudadanos al abordar los desafíos reales a los que se enfrenta la sociedad, como la protección medioambiental, la salud, la innovación tecnológica, la energía, etc. La UE tiene como objetivo ayudar a prevenir el cambio climático reduciendo drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero.
En diciembre de 2008, el Consejo Europeo acordó que, para el año 2020, la Unión Europea habrá reducido sus emisiones al menos un 20%. El euro es la moneda única compartida por diecinueve de los veintiocho Estados miembros de la Unión Europea. Empezó a utilizarse para las transacciones no monetarias en 1999 y para todos los pagos en 2002, año en el que se emitieron los billetes y las monedas en euros. Consulta aquí la lista completa de países de la UE. Los ciudadanos de los países de la Unión Europea pueden viajar, vivir y trabajar en cualquier lugar de la UE. En el contexto de la actual economía mundial ¿deberíamos preguntarnos cómo desarrollar todo el potencial de más de 508 millones de europeos que comparten los mismos valores e intereses, así como de 744 millones del total de europeos? La Unión Europea puede tener pronto más de treinta Estados miembros, con historias, lenguas y culturas muy diferentes.
La globalización obliga a Europa a competir no sólo con sus rivales tradicionales (Japón y EE.UU.), sino también con las potencias económicas en rápido crecimiento como Brasil, China e India. La única solución es que Europa se convierta en un auténtico actor mundial, actuando al unísono en el escenario mundial y haciendo valer sus intereses de forma efectiva al hablar con una sola voz. En este escenario, por supuesto no podemos ignorar también las tendencias que algunos países, o partes de ellos, mantienen a su interior de cerrar su economía y su política con argumentos proteccionistas de una supuesta soberanía y un desdén a los resultados de la integración en los procesos de globalización.
Tal es el caso de Reino Unido, que ya realizó un referendum para salirse de la UE y en el cual, sorprendentemente, la población prefirió abandonar dicha organización de países. Así también encontramos en Francia, Alemania y otras de las principales potencias de Europa, este tipo de pugnas separatistas, aunque no han logrado consolidarse. “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho”. Robert Schuman en su famosa declaración, en el lanzamiento de la Integración Europea el 9 de mayo de 1950.
